Saturday, March 28, 2009

Réquiem por un pollófono.


Víctima circunstancial del exilio propio del R5 -o R6 como le conocen todos fuera de casa- solamente me encuentro con los amigos por el siempre impersonal messenger y sucedáneos. Así, una vez encendidos nuevamente los voraces electrónicos después de "la hora refrescante del planeta" me encuentro con el buen Emilio, quien me hizo el favor de devolverme al caído en desuso y casi olvidado pollófono. Alegre instrumento de comunicación, quien junto a sus parientes columbiformes, las señales de humo y las diligencias han sido sustituídas por el ordinario teléfono. Un pollófono nunca hubiera permitido las llamadas en domingo a las 7 de la mañana de parte de una agencia de cobranza insistente en reubicar a un deduor desconocido en mi propia casa, su alegre quiquiriquí fue un placer campestre en esta ciudad de los baches, vochos, pachucos, cholos y chundos! Pero ya no se los encuentra por ninguna parte. Adiós al pollófono, yo por mi parte hay ésos días en que me resisto a la modernidad y prefiero enterarme de las novedades bien pertrechado en mi atalaya...